Por Sara C.
Una flor se hizo eco como existencia de vida,
y alivió con su aroma medicinal el ambiente que gemía.
Sus tallos y sus hojas fueron energía deslumbrante,
y su polen fue sembrado con el viento en todo el valle.
Aun no es tarde, se decía,
aun hay tiempo repetía.
Y alzó todas sus hojas como brazos protectores,
sintiendo que bañaba e iluminaba con colores
todo el campo calcinado por la humanidad sin nombre.
Aun no es tarde, se decía,
aun hay tiempo repetía.
Y sus raíces se extendieron entre la tierra quemada,
se formaron como venas que irrigaron las entrañas.
Y nuevamente rebrotó en todo el valle la vida,
sin dejarse amedrentar por la urbe enemiga.
Aun no es tarde se decía,
aun hay tiempo repetia.
1 comentario:
Hola Sara, tienes muchas creatividad y mezclada con mucho compromiso. Sigue así amiga! Erika
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