miércoles, 10 de octubre de 2007

Cultiva y siembra palabras claras

Por Sara C.
Érase una vez una mujer
desarraigada, en otro espacio, en otro mundo. Una mujer llena de luchas, llena de sueños y de ilusiones. Tan decidida, tan transparente como manantial viviente. Y su mirada tan sincera, abria espacio en la vereda, aquella llena de tanta gente, tan displicente e indiferente.

Estaba sola y caminaba, pensaba en todo lo que sufría, y aun así, sonreía, y era vida, no se inmutaba y desafiaba, y construía, dilucidaba, se hacía oir y era sabia, aunque su voz y su palabra menospreciadas eran por gente, tan prepotente, tan deshonesta, tan poco consecuente.

Ella esperaba abrir espacios, para incluir a muchas más, que como ella estaban lejos, sin su familia, ni su ciudad. Darle un sentido a esta vida, a esta oportunidad que no está perdida, va caminando y va sembrando, va animando y cosechando.

Cultiva y siembra palabras claras, sin argumentos que discriminen, sin parlamentos que esteriotipen, porque sumando se reconstruye un nuevo espacio, aquel que incluye.

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