Hoy las ganas de dormir se han disipado, se han ocultado de mi y juegan con mi voluntad. Me aprisionaron en el limbo inhabitado de Morfeo, y allí, desde mis propias sensaciones, viajo hasta la ruta prohibida donde pienso que la noche es efímera. Menuda conciencia la que me obliga a repasar todo mi camino a estas horas de la noche, donde el ruido se ha vuelto mudo y te da tregua para evidenciar que tu sola respiración llena el espacio de la habitación. Sonrío con un bostezo intenso, realmente sin ganas de nada, sólo de mirar la cama vacía, donde yace el descanso de otros días... Silente y con anhelo recuerdo lo que ella sabe de mi, felizmente que ser muda es su capacidad, porque recibe todo cuanto puede acoger y guarda siempre su misterio entre las almohadas...